Resacón en Torrejón

Allá va la crónica de una de las noches más nefastas, surrealistas e inquietantes que hemos vivido, y que pasará a los anales de las cogorzas de, este, nuestro grupo.

Sábado, 14.30 pm. Dani está en porretas en la cama con la sensación de tener un yunque atado a la cabeza. Me levanto mientras me cercioro de que mi boca podría ejercer perfectamente como calzado de montaña. La ropa tirada por todo el pasillo, el baño… dios el baño… Cojo los pantalones ¿pero, qué coño? ¿Por qué tengo la cartera de Pedro?

¿Qué pasó ayer? Voy a llamar a mis compañeros de fatigas, que me refresquen la memoria.

“Raulico Casa”. Llamando…

-Hola buenos días…tardes,¿está Raúl?-

- No estoy seguro de que Raúl pueda ponerse al teléfono. Te llamará luego.

Media hora más tarde recibo la llamada de mi querido hermano no consanguíneo:

-Estoy tumbado en la cama y como me levante lo más mínimo es posible que proyecte de nuevo los jugos gástricos por toda la habitación. Tengo una boda dentro de una hora, y no me puedo levantar¿Qué cojones pasó ayer?

La situación no podía ser más desconcertante. Nadie recordaba que ocurrió la noche anterior, cuando salimos por Torrejón para despedir a Tam ante su inminente marcha a la capital francesa.

A ver si Pedro nos puede sacar de dudas. Y allá va la versión del tercer afectado:

Estuve una hora tirado en la puerta de mi casa porque no era capaz de meter la llave en la cerradura, era algo completamente imposible. Cuando conseguí entrar una hora después – literal – caí muerto como una rata en mi cama. Al día siguiente me despierto vomitado, con la ropa y las zapatillas puestas. Mi padre baja a por el pan y se encuentra todo el pasillo del descansillo lleno de potas, la pared desconchada y mi móvil roto en mil pedazos. Estoy lleno de moratones, he perdido la cartera.¿Qué pasó ayer?

La única persona que nos podía sacar de dudas era nuestro ángel de la guarda, la persona que, una vez más, se ha ganado el cielo sacándonos de un pozo de vergüenza y topedismo. Sito.

Tras las declaraciones de este y la reconstrucción de los hechos procedentes de otras fuentes, este es el veredicto de una noche llena de lagunas:

“Estabais completamente muertos. Primero cayó Dani, que encontraron entre dos coches, para a continuación pasear su lamentable estado por las calles haciendo eses con tirabuzones. Raúl, fresco como una rosa, comentaba la jocosa situación de una manera natural, incluso acompañó a Dani en su ridículo periplo. Nos despedimos de Lauri, Gloria y Tam dejando que sus mentes descansaran tras tal castigo visual. Pero la magia llegó cuando, Pedro – aparentemente aparente – Raúl y un Dani que yacía en lo más profundo del automóvil, se pusieron en marcha para volver a casa. Pero eso era lo que creían Sito y Fernández, principales víctimas y directos sufridores de estos engendros malignos. Pedro no dudaba en abrir cada segundo la puerta del coche para vomitar. En plena carretera de Barcelona. Raúl decició maquear la chapa del coche de Sito por la otra ventanilla. Nos vimos obligados a parar hasta tres veces. La estampa de los tres completamente tirados en un polígono va a ser imborrable. Pedro veía luces muy raras. Fernández solo huía para no contagiarse de aquello.Raúl no ha ido a la boda y tiene fiebre.”

Mucha suerte en París, Tam. Esperamos que los fuegos artificiales fueran de tu agrado.