jueves, 8 de octubre de 2009

El metro al desnudo

Cuando me introduzco en el Metro de Madrid (“huela”) de verdad que hay cosas que claman al cielo, cosas que dices “venga irse a tomar ya por culo y vete en bicicleta mejor”. Como contrapartida a la gente que disfruta de este transporte público (tan público que a veces no cabe ni su puta madre) os relato una serie de actos que despiertan en mí brotes de psicopatía:


Episodio 1. Las señoras modernias.

Esas señoras que a duras penas contienen el pis durante más de veinte minutos y que camuflan el olor a persona mayor con perfumes del demonio pero que, AÚN ASÍN, se tiñen el pelo de color que no le corresponde a su edad y se ponen gafas de Agatha Ruíz de la Parda. Y QUE ENCIMA, cuando entran en el vagón, te miran con cara de desprecio si vas sentado y no les cedes el sitio. ¡¡ Pero señoooora, si luce como mi prima pequeña !! Que le voy a ceder a usted, si tiene el pelo más negro que yo!




Episodio 2. ¿Está embarazada, o está fanegas?

Va el metro de bote en bote y has sido un privilegiado al heredar el asiento calentito de un pakistaní que ya se baja. Situación de absoluta tensión: entra una chica de mediana edad con un vestido asín sueltecico bajo el que se intuye que, o está embarazada o tiene muchos gases. ¿Qué hago? ¿Me levanto y cedo el sitio a una persona que no hace más que hincharse a bollos? ¿Me levanto y cedo el sitio a una pobre chica en cinta? Siento no poder proporcionaros una solución, aún no he podido solucionar esta disyuntiva.



Episodio 3. Llegando está el carnaval.

No es ninguna novedad que, de cada 10 vagones del metro, 11 contengan una persona extracomunitaria tocando instrumentos exclusiva y únicamente de los trotamúsicos (no les saques de acordeón, trompeta y guitarra). De verdad que… ¡¡nunca imaginé que se pudiera interpretar la canción del “humauaqueño” (God save King Afirca) con tantos instrumentos diferentes y artistas de tan diversas culturas!! Ellos entran en tu vagón, enchufan el carrito de la compra ese que llevan con midis perfectos y dicen: “¡Quetalcomoestánbuenosdíasvamosadeleitarleeeesconunpocodemuuusica…quetenganbuendía! Yyyy llegando está el carnavaaaaal… y así sucesivamente. Espero que King Africa se lleve royalties de todo el pastizal que están sacando a su costa esta gente.



Episodio 4. Ponme el muñón en la cara, por favor.

Los tipos del episodio 3 al menos se ganan la vida tocando música que, oye, tiene su mérito. Lo que verdaderamente me saca de mis casillas es cuando entra algún tullido (con todos los respetos a los tullidos honrados, de verdad) y te dicen que acaban de salir de la cárcel, que tiene mil hijos que alimentar o que mira que bonita mi pierna de metal. Cuéntamelo si quieres pero no avances por el vagón metiendo el muñón a la gente en la boca, que así ni te van a dar dinero pa tus hijos ni pa nadie.



Episodio 5. Los chinos borrachos.

Yo no sé vosotros, pero el único lugar en que veo a gente de origen oriental tambaleándose borracho cual rata de cloaca, es en el metro. Siempre me tocan a mí lado sentados, o en frente. Si me tocan al lado, mese apoyan en el omóplato como si fuera una geisha o algo,¡pero qué confianzas son estas! Si me tocan en frente, no hacen más que tener arcadas y regurjitamientos que dices tú: verás el chino que me va a hacer el efecto aspersor con lo que ha cenao en el wok. Eso de que no hacen más que trabajar es mentira, yo lo corroboro.




Episodio 6. Cómprate unos auriculares.

Para concluir con esta reflexión, voy a cagarme en la madre que parió a la gente que decide poner su celular a VOL MAX, crear con su mano efecto altavoz y deleitar a todo el vagón con su música. Prioritariamente la música será de estilo reggaeton “bailonga tú eres mi niña bailonga” o en su defecto música ratonera, como hábilmente la denomina mi abuela. ¡Es que además de que vivamos con la desgracia de que os hayan parido, tenéis mal gusto musical!


Ahora que me pongan spots televisivos de una chica pariendo en el metro y que salga toda esta gente atendiendo al recién nacido:

Qué ha sido, ¿niño o niña? ¡Ha sido un orco!

3 comentarios:

  1. jajajajaja buen análisis si señor. Hoy me ha pasado lo de no saber si ceder el asiento porque habia una muchacha ternesca de pie, y no sabia si estaba embarazada o era asi...

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  2. Siento decirte que aunque se pongan cascos... la música la oyes igual... El metro es como internet, ahí encuentras de todo...

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  3. Hijos de punta los del punto 6.
    A mi me producen un sentimiento de venganza y otro de odio hacia cristobal colon por encontrarles, que les quemaria las asociaciones juveniles.
    Es mas si me dan un boton de esos de las pelis militares de los estates, que ponga destruirles lo pulso, y si hay al lado otro con tapita que ponga DESTRUIRLOS CON DOLOR tambien lo pulso vaya.
    Si todavia estudvieran escuchando buena musica todavia, pero estan oyendo sus guajiras y sus tecnobachatas.si quiero oir ese tipo de musica voy a escuchar a los vecinos de Bermu.

    Tras este instante de ira os deseo feliz dia de la Almudena

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