miércoles, 28 de julio de 2010

La niña bonita de Pixar


Hay que ir olvidando aquella famosa coletilla de “segundas partes nunca fueron buenas”. Y es que en este caso se trata ni más ni menos que de la tercera entrega de una saga que ha ido in crescendo: Toy Story.

Ayer tuve la oportunidad de disfrutar de esta obra de arte, la que es, en mi opinión, la más redonda de todas.

Son muchos los aspectos que la respaldan y elevan a la perfección cinematográfica.Y no hablamos en exclusiva de lo puramente técnico (Pixar se vuelve a superar una vez más) pues el factor nostálgico y emotivo está más presente que nunca.

Muchos hemos crecido junto a estos simpáticos personajes de plástico cuando éramos niños (un servidor acudió al estreno de la primera película en el año 1995) pero todos crecemos y nos hacemos mayores. Es en ese punto donde arranca Toy Story 3; Andy ha crecido y ahora debe ir a la universidad, lo que conlleva que debe tomar decisiones respecto a algunos de sus objetos de los que debe prescindir, sus juguetes por ejemplo.

A los estudios de Pixar no se le agotan las ideas, es más, logran reinventarse. Nuevos personajes sin desperdicio - ojo a Barbie y Ken -, gags divertidísimos, escenas plagadas de homenajes a grandes clásicos del cine ( La gran evasión una de las más notables) y nuevas aventuras desenfrenadas para nuestros queridos juguetes.

Todo ello respaldado por un guión impecable (que más quisieran para ellos el 99.99 % de los estrenos de este año) en el que nos hacen pasar de la situación más disparatada a la historia más dura en cuestión de segundos. Y conseguir eso es arte.

Una película de doble lectura (como suele acostumbrar Pixar en todos sus últimos estrenos) en la que disfrutarán niños y adultos. Unos riendo con los geniales guiños de Buzz, otros valorando la fuerte moraleja que se graba a fuego.

Sin duda, el broche final para una saga antológica.

Si tenéis sangre en las venas, os hará llorar de la risa y de la emoción, pues desprende una nostalgia y un encanto difícilmente identificable en otras obras.

Algunos ya la etiquetan como la película del año. A ver si sirve de lección para que el cine de animación juegue en la misma liga que el resto de las superproducciones y por fin reciban un merecido reconocimiento joyas como esta.

Toy Story 3 es una oportunidad para volver a convertirte en niño y recordar que, aunque todos crecemos no debemos olvidar que hace algunos años, muchos de nuestros mejores amigos no eran de carne y hueso.

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